La menta, también llamada menta
piperita y yerba
de zapo, es una hierba comestible propia de las regiones mediterráneas
–como Italia o la Provenza francesa– y de Asia central, aunque el principal
productor mundial sea Estados Unidos. Suele cultivarse en huertos y jardines,
pero también es posible encontrarla creciendo de forma espontánea en zonas con
elevada humedad.
El origen de esta planta está
estrechamente ligado a la tradición europea, de hecho, hay constancia de que
las civilizaciones griega y romana la utilizaban para sus baños con el objetivo
de aromatizar y fortalecer el cuerpo. Además solían añadirlas a sus platos para
aromatizar y dar sabor e incluso se utilizaban en ritos religiosos. La planta de la menta suele medir unos 70
centímetros de altura y no requiere grandes cuidados, por lo que es muy típica
en los hogares. La menta alcanza su apogeo en verano, el momento perfecto para
recoger sus hojas con las que preparar una deliciosa limonada o un refrescante
mojito. A día de hoy es muy utilizado en la elaboración de pastas de dientes,
enjuagues bucales, chicles o caramelos, ya que proporcionan un aliento fresco.
Pero a parte de para mejorar la boca, también suele utilizarse por sus
propiedades positivas para el aparato respiratorio y digestivo, incluso para
frenar el mal de altura.
Sofia Sarango
No hay comentarios:
Publicar un comentario